(del libro "La poesía o nada")
Ovnis
La invasión fue dulce
pero criminal.
Llantos como latigazos
ideas como naipes
corazones sobre cornisas.
Soltaron su carcajada de siglos
abortaron siestas y jardines.
Nadie pudo preverlo o combatirlo,
los humanos fueron carne
o desdicha.
Sólo los insomnes y sus párpados,
sobrevivientes de juguete,
pueden hoy reencarnar en fantasmas,
maldecir ese día
con voz de menta.
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Vivos
Llora con piedras
el león inválido,
ruge el hada
en el cuento equivocado.
Allí donde hay sombras
estuvo la infancia.
Allí donde anochece
se embellece un abismo.
Morir es volver
un segundo a la infancia,
nacer al revés,
rebelarse al nido.
Patear el vientre
que duele y alimenta,
respirar con la lengua,
saborear el vacío.
Maquillar la noche
de lunas en llamas,
sentir con los dientes
derrumbado el frío.
Morir es morir,
ni hoy ni mañana,
ni volver jamás,
ni irse tampoco.
Es tanto, y es nada,
y mucho, y cualquiera,
y es saber que,
hasta entonces,
amamos la vida.